El confinamiento prolongado en el tiempo, como el que hemos vivido en los últimos años a nivel global, ha resultado en que muchas personas sufran diferentes retos relacionados con la ansiedad y depresión.
Uno de ellos es el denominado Síndrome de la cabaña o miedo a salir de casa. Todavía recuerdo ese día de marzo del 2020 cuando tuvimos que dejar la “vida normal” y empezar una vida muy diferente, aislada de nuestros amigos y seres queridos, aislada de todo el contacto humano ante el peligro que nos traía el COVID-19.
¿Qué pasa en nuestro cuerpo cuando nos confinan?
Cuando existe una causa mayor y no podemos continuar con la vida tal y como vivíamos hasta entonces, lo primero que ocurre es que empecemos a pensar en los peligros y nuestro cerebro automáticamente solo empieza a ver los peligros. Los pensamientos negativos se multiplican, desde ahí recreamos situaciones, muchas veces irreales, donde nuestra vida corre peligro y el cuerpo entra en un estado del estrés continuo.
Esto resulta en la mayor segregación de adrenalina, que es una hormona, pero a la vez el neurotransmisor, en las glándulas suprarrenales, que en un tiempo prolongado empieza a ser negativo para nuestra salud y de cortisol, la hormona del estrés que también se produce en las glándulas suprarrenales.
Nuestro cuerpo entra y se mantiene en un estado de alerta continua, un circulo vicioso del que es muy difícil salir sin ayuda adecuada.
Ese estado causa alteraciones en la memoria, disminuye la concentración, causa malestar corporal, rigidez en la mandíbula, molestias en la digestión, y es acompañado por el cansancio crónico, insomnio, entre muchas otras.
Miedo a salir de casa
Estando en ese estado de alerta continua es posible que veamos los peligros incluso cuando no los haya.
Y, aunque, las autoridades sanitarias ya recomiendan salir de casa con precaución, para algunas personas eso no es posible porque han desarrollado el miedo a salir de casa.
Esto es algo que pasa en las situaciones como es esta en la que vivimos.
Estamos hablando de un peligro que no se puede ver, pero existe. Como es algo que no se puede ver ni identificar a primera vista, las personas prefieren quedarse en un sitio “controlado” como es el entorno de sus casas.
¿Cómo revertir el efecto del miedo y retomar la vida “normal”?
Primero de todo hay que identificar que existe un problema. Muchas veces, simplemente dándonos cuenta que tenemos un problema, es el primer y el mas importante paso hacia la búsqueda de la solución.
Mucho se ha dicho sobre este tema hasta ahora y se pueden encontrar muchos artículos en internet con consejos y pasos a seguir.
Sin embargo, si te reconoces en este artículo, me gustaría darte unas pautas para que empieces a autoayudarte desde este mismo momento.
1. Respiración consciente
Cuando somos conscientes de nuestra respiración, empezamos a llenar una parte mayor de nuestros pulmones. Cuanto más aire entra y salga mayor la circulación sanguínea, mayor oxidación en la sangre y por supuesto en el cerebro y las glándulas. En otras palabras, la sangre mejor oxigenada llega a todas las partes de nuestro cuerpo y es la primera ayuda en la disminución de los efectos del estrés prolongado.
2. Movimientos conscientes
Aquí ya no estamos en el autopiloto. Tomamos el control sobre nuestros movimientos y empezamos a sentir cada parte de nuestro cuerpo. Aquí sugiero estiramientos, yoga para los que les gusta, baile de cualquier tipo. Con 10-15 minutos mínimo es suficiente para empezar a sentirnos con la consciencia.
3. Autosugestión
Tal y como funcionaba la autosugestión negativa que nos ha llevado a un estado de malestar crónica, así la autosugestión positiva puede ayudar a revertir los efectos negativos de la anterior.
Puedes apuntar o decirte cada día las cosas positivas sobre ti misma/mismo. Dar gracias por lo que tienes. Saber que todos están pasando por momentos difíciles y que no estás sola/ solo.
Aunque ahora es difícil, esto también pasara.
4. Actividades creativas
Aquí te dejo a que tu imaginación vuela. Puede ser que termines ese cuadro, empieces ese dibujo, escribas unas líneas y se conviertan en el blog o incluso el libro que siempre quisiste escribir. O simplemente te apetece tejer ese jersey o coser una prenda que siempre tenias en mente. Sea cual sea esa actividad creativa, es algo que te ayudara a retomar una vida más plena, más calmada y serena.
5. Respiración consciente
Aquí termino con la respiración consciente porque es algo que realmente no termina, sino que es algo que se repite. La respiración consciente tiene que estar intercalada en cada momento de nuestro día a día y nuestra vida.
Te aseguro que es posible tener una vida mejor y que no estás solo.
Sanela