¿Alguna vez te has preguntado cuál era el propósito de tu vida y qué se suponía que debías hacer aquí, en esta vida?
En algún momento de nuestra vida, ocurre un evento importante que nos hace detenernos, tomar un respiro y darnos cuenta de que la vida es muy corta.
Llamaría a este momento el punto de inflexión ya que a partir de este momento comenzamos a hacernos la gran pregunta: ¿Cuál es el propósito de mi vida?
Empezamos a buscar, a explorar, a preguntar, a viajar, a escribir un diario y todo eso para encontrar lo que vinimos a hacer aquí.
A una edad bastante temprana de mi vida, experimenté los horrores de una guerra y enfrenté la pérdida, la tristeza y la confusión. Y, en medio de ese caos, me di cuenta de lo frágil que era la vida.
Para mí, ese fue mi punto de inflexión, ya que comencé a hacerme las grandes preguntas; ¿Cuál es el propósito de mi vida? ¿Qué he venido a hacer aquí? ¿Quién soy realmente?
Tuve la suerte de haber tenido acceso a algunos libros hermosos que, a su manera, abrieron las puertas a una mayor exploración.
Empecé a meditar, al principio no fue fácil, pero logré mantener la atención en mi respiración, poco a poco tomando conciencia de todo mi cuerpo, observando.
Comprendí entonces que todos somos los creadores de nuestras vidas y podemos tomar decisiones libres.
¿Y si el propósito de nuestra vida fuera muy simple?
Por lo general, tenemos este sentimiento de que necesitamos hacer algo grande, alcanzar la grandeza, salvar a muchas personas.
Pero, ¿Qué pasa si, solo por ser tú, un tú hermoso, y cariñoso, ya alcanzas la grandeza al ayudar a tantas personas solo por ser como eres?
Ser uno mismo crea un efecto dominó. Imagina esos círculos que se crean en la superficie del lago cuando empieza a llover. Una gota, solo una gota, fue necesaria para extender ese círculo por toda la superficie. Una palabra, una sonrisa, una mirada amable, es suficiente para tocar a personas de las que ni siquiera somos conscientes.
Al vivir nuestras vidas con amabilidad y apreciar a todos los seres vivos, creamos ese efecto dominó de una energía positiva y amorosa que se extiende por todo el mundo.
Quizás recuerdes un momento en que te sentías mal y alguien que pasaba por la calle te sonrió. Tu mal presentimiento comenzó a disiparse y pudiste devolverles la sonrisa. Sentiste gratitud, amor, amabilidad. Ese fue el efecto dominó.
Entonces, volviendo a nuestra pregunta: ¿Cuál es el propósito de mi vida?, me lleva a nuestros orígenes.
Antes de nacer, elegimos nuestro cuerpo, personalidad, familia, país y el propósito de esta vida.
Normalmente venimos a aprender, crecer, ayudar o ser ayudados.
Incluso si nuestro propósito puede parecernos pequeño, les puedo asegurar que es grandioso ya que su efecto dominó se extiende a lo largo del tiempo y el espacio.
Eres el creador de tu vida. Solo tu sabes, en el fondo, dónde se supone que debes ir y qué debes hacer.
Conéctate con tu conocimiento interior, tu esencia, y vive tu vida al máximo.
con cariño,
Sanela